martes, 16 de octubre de 2012

EFECTOS DE LA EXPLOTACIÓN DE RECURSOS MINERALES

La minería es una de las actividades que más polémicas genera por los efectos que provoca en la macroeconomía y el empleo, así como su impacto social y ambiental. En el mundo entero, y en Colombia, se ve de todo como en botica. Desde proyectos de calidad y responsabilidad ambiental y social muy altos, hasta esquemas improvisados, en ocasiones amparados por el crimen, que son poco menos que antesalas del infierno.
En muchos países en desarrollo, la explotación de materias primas es un factor económico decisivo. La riqueza de materias primas de estos países podría utilizarse para combatir la pobreza y  proteger a la población y sin hacer tanto daño al  medio ambiente, pero la realidad de la vida en los países en desarrollo ricos en materias primas es muy distinta en el caso de que  la mayoría de las personas se debaten en la pobreza, aumentando  con la explotación de los recursos.
Pero la verdadera lacra es la minería ilegal, una plaga no solo ambiental sino social, que en ocasiones financia grupos armados al margen de la ley y se utiliza para lavar activos del narcotráfico; no genera ingresos de calidad a los trabajadores y no paga regalías. Mal llamada en algunos casos "pequeña minería", avanza sin ningún control. Ejemplos como los del Río Dagua, en el Valle; el bajo Cauca, Ayapel, el sur de Bolívar y algunas zonas del Chocó constituyen una catástrofe ambiental que tendrá consecuencias por varias generaciones.
Pero eso no es lo más triste, es que delante de las narices de las autoridades entran a Colombia equipos que extraen oro sin permisos, sin controles y que no pagan impuestos ni regalías. Se trata de 60 o 90 millones de dólares que se movilizan sólo en adquisición de equipos para cada una de estas "pequeñas operaciones ilegales", supuestamente de pequeños y pobres mineros.

Para que Colombia siga la senda de crecimiento sostenido de Australia, Canadá y Chile, y además se haga realidad la promesa del presidente Santos de proteger la incalculable riqueza natural de Colombia, hace falta tener reglas de juego claras, seguridad jurídica, coordinación interinstitucional y atraer a inversionistas que aporten tecnología de punta, paguen impuestos y regalías, manejen de manera adecuada el ambiente y restauren los ecosistemas que afectaron cuando terminen la explotación.

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